Dieta Paleo, ¿la solución definitiva para la pérdida de peso?

Ante esa idea obsesiva de que “aparecerá” una solución mágica para poder remediar el aumento desenfrenado del porcentaje de grasa de la población -sin entender lo complejo del asunto- cuando algunas personas conocidas, siguiendo este modelo de alimentación, mostraron al mundo sus mejoras en ese punto (es decir, una mejora de la composición corporal) el mundo entero tradujo esto como “La dieta paleo, el milagro antigrasa“, como si de un nuevo limpiador de cocinas se tratase. Y no es así (¿o sí?), es decir, hay que entender muy bien el concepto de alimentación evolutiva o paleo y solo entonces, analizar qué puntos son los que han conducido a las personas que se adhieren a ella a esta ansiada pérdida de peso en relación a la pérdida de grasa.

La cuestión es que, no podríamos etiquetar a este modelo como “dieta para adelgazar” porque no está definido por un patrón concreto de calorías, distribución de macronutrientes y tipo concreto de alimentos, no se trata de algo así. Simplemente, como ya sabemos, consiste en la ingesta de aquellos alimentos a los que según la evolución estaríamos más adaptados. Ante algo tan abierto, cualquier individuo podrá configurar su dieta y no por ello en su caso concreto se dará una pérdida de grasa.

Ahora bien, la realidad es que cuando se empieza a comer de este modo, en un elevadísimo porcentaje de población, como efecto indirecto se ha dado esta disminución de peso en gran parte por pérdida de grasa corporal. Si no se ha cuadrado concretamente una dieta hipocalórica, ¿qué ha ocurrido? Pues que la composición corporal se reajusta, ya que, la sociedad actual come tan mal y lleva unos hábitos tan nocivos, que eliminar alimentos que realmente nos están enfermando (y el aumento excesivo de grasa corporal está considerado una patología), alimentarnos con aquellos que ayudan al buen funcionamiento del organismo y adquirir hábitos de vida relacionados con esta filosofía, obviamente, tiene esta consecuencia: recomposición corporal.

Este buen hacer que hace perder grasa al que me refiero, incluye los siguientes puntos, entre otros:

  • Reducir o eliminar azúcares simples, harinas refinadas, edulcorantes entre otros aditivos, presentes en los alimentos ultraprocesados, está íntimamente relacionado con la pérdida de peso, mejora el entorno hormonal y proporciona mejores sensaciones de saciedad.
  • Aumentar el consumo de proteínas de calidad. La dieta paleo no se trata de una dieta hiper proteica como definición, pero en muchos casos hoy día, la población no incluye la suficiente cantidad de proteína, y esta viene de alimentos cárnicos procesados. Cuando cuando esta alimentación prioriza pescados, incluyendo pescado azul, carnes de calidad, huevos, frutos secos y semillas, la cantidad pero también la calidad de la proteína aumenta, y sabemos que esto puede ayudar bastante a la mejora de la composición corporal.
  • Mayor ingesta de vegetales, frutas, tubérculos. Esto presenta innumerables ventajas, sabemos a día de hoy que es clave para mantener una buena salud y prevenir el riesgo de padecer la inmensa mayoría de enfermedades. Y es que, al verse limitado el consumo de todo aquello que de base compone nuestra dieta (paséate por los lineales del supermercado), irremediablemente el aumento de estos alimentos tan saludables en nuestra cocina se multiplica, consumimos más fibra y micronutrientes de interés, y la consecuencia de esto es también una mejora del porcentaje de grasa.
  • Nos movemos más. Y te estarás preguntando que tiene eso que ver con la dieta. Pues muchísimo. Primero porque cuando te interesas en un concepto así es porque lo estás en cuidar tu salud global y ya empiezas a cuidar más el entrenamiento. Pero la actividad diaria también aumenta, una alimentación más correcta para el organismo te “anima” al movimiento, estamos más activos, mejor nutridos, salimos de ese letargo que en muchas ocasiones nos provoca el exceso de hidratos de carbono refinados y otros productos nada recomendables.
  • Descansamos más y mejor. La correcta distribución de alimentos (este modelo dietético también promueve y facilita que no estés todo el día comiendo como quiere la industria) favorece la actividad como vimos en el punto anterior, pero también, por ese ajuste, por el hormonal y por la mejora de ciertas dolencias, favorece mejores hábitos de sueño y que este sea algo más reparador.

En mi experiencia asesorando cambios en la alimentación de las personas, observo que efectivamente se come menos, la disponibilidad de alimentos más cercamos a su forma nativa es menor, y esto es una ventaja a pesar de lo que se suele pensar. No es normal que tengamos tantos productos para comer a todas horas y sin tener que preparados, todo listo para ingerir, hiperpalatable y poco saciante, creando una relación con nuestra alimentación muy nociva, que, a la vista está, solo causa problemas.

Esta “reconciliación” con los alimentos que de verdad nos cuidan, nos nutren y nos hacen felices, tiene ese otro mínimo efecto de pérdida de grasa como enunciaba, pero como veis, no es el fin único ni el objetivo principal, aunque, si es el que te movió a empezar, ánimo, hazlo, porque te esperan multitud de buenos efectos y mejores sensaciones.

Artículo para Summit Paleo.

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