El café es una de las bebidas más consumidas en todo el mundo. Las propiedades estimulantes del café son conocidas desde tiempos inmemoriales. Cuenta la leyenda que un pastor llamado Kialdi observó un extraño comportamiento de sus cabras (más excitadas y enérgicas) tras haber consumido las bayas de cierto arbusto. El pastor decidió probarlas él mismo, sintiéndose lleno de energía. Kialdi llevó algunos frutos y ramas de ese arbusto a un monasterio y el Abad decidió cocinar las ramas y los frutos, siendo el resultado una bebida amarga de agradable aroma. Por este hecho, el Abad pensó en hacer una bebida basada en el café tostado, y es así como se produciría la bebida del café. En la actualidad, el café goza de un gran cultural y es un producto importante en la economía mundial. Siendo uno de los pilares fundamentales de la economía de numerosos países en vías de desarrollo (Gil Hernádez, 2010).
Los efectos que tiene su consumo no se deben únicamente a la cafeína, muchos se deben a las numerosas sustancias bioactivas con una acción fisiológica sobre el organismo. Esta bebida puede tener efectos muy positivos sobre la salud, pero en ciertos casos también podría no ser tan saludable. En rasgos generales, la clave suele estar como ocurre muy a menudo, en la cantidad ingerida, aunque ya se sabe que existe incluso predisposición genética a su tolerancia.
BENEFICIOS DEL CAFÉ
Además de su conocido y más que notable efecto estimulante, agradable y beneficioso para un gran número de personas, el café cuenta con numerosas sustancias antioxidantes que ayudan a frenar el envejecimiento celular, luchando contra los tan temidos radicales libres. Diversos estudios relacionan el consumo crónico de café con un menor riesgo de padecer DM II, enfermedades neurodegenerativas, obesidad e hipertensión y recientemente incluso lo asociaban a disminución de muertes prematuras, aunque esto fue un estudio observacional algo controvertido, como siempre, sus efectos beneficiosos no pueden valorarse de forma aislada, y en el caso del café menos, al tener un papel cultural tan fuerte, asociado a otros comportamientos.
Entre uno efectos más interesantes, sobre todo en el mundo de la nutrición, es su papel en la movilización de grasas del tejido adiposo y células musculares, también su relación con cambios en las contractibilidad muscular, alteraciones en el sistema nervioso central que modifican las percepciones del esfuerzo o la fatiga, la estimulación de la liberación y actividad de la adrenalina, y efectos sobre el músculo cardiaco.
POSIBLES EFECTOS NEGATIVOS
Existen también estudios que lo relacionan con una serie de riesgos y enfermedades asociadas a la toma de esta bebida, como por ejemplo: ataques de ansiedad, nerviosismo, pánico, deshidratación, alteraciones cardiovasculares, infertilidad y riesgo de aborto, adicción, dislipemias, riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer (aunque ya vimos que con la prevención también) entre otros.
Se suele decir que el efecto positivo o negativo del consumo de café podría estar relacionado con la dosis, es decir, tomado con moderación puede que esta bebida actúe como factor protector frente a diversas patologías y que consumido en exceso actúe como un factor de riesgo de multitud de enfermedades.
Tras mis últimas lecturas llego a la conclusión que no solo sería “la dosis la que determinaría el veneno”, me ha parecido interesante la cantidad de factores genéticos y de estilo de vida que pueden interaccionar con esta sustancia determinando que su efecto sea positivo o negativo para la salud. Así que sigue disfrutando de tu café de buena calidad y sin añadirle azúcar. Mis dos formas favoritas de tomarlo son: solo con hielo, o con proteína de suero en mi famoso Café fit con Q.
